Es hora de que les comparta mi método mágico para tener la casa en orden. Antes de leer, les pido que abran su corazón porque voy a hablar de la magia que utilizo para mantener mi hogar en orden. Soy bruja. Siempre lo he sido. Este método fantástico me lo enseñó Marie Kondo y transformó mi vida.
Entender que una casa organizada es el motor de un estilo de vida organizado que a su vez, es un generador potentísimo de plenitud y felicidad, es la premisa de la que debemos partir. La idea aquí es reprogramarnos para integrar que a la vida vinimos a muchas cosas bonitas como lograr metas profesionales, criar a nuestros hijos, compartir la vida en pareja, ayudar a los demás, amar, ser amados, cuidar nuestra vida espiritual etc, etc, etc, y no ha recoger nuestras casas!!!
Crecí y fui educada en una casa donde se recoge diario el desorden del día anterior o inclusive el acumulado de días o hasta semanas. No me refiero a limpiar, me refiero a “escombrar”. De vez en cuando, al ver una pila de documentos en mi escritorio, con algunos libros haciendo fila para ser leídos y con ciertos objetos encima como unas tijeras, o una diadema, sentía la necesidad de poner manos a la obra y concentrarme en “ordenar” mi escritorio. Y así con cada espacio. Sin agenda. Más bien, dejando esa chamba para cuando se acumulara y se necesitara.
Ese fue el hábito de mi vida por años hasta que un día cambié. Me di cuenta que si ordenaba una vez al año mi casa, en lugar de hacerlo un poquito cada día, podía cambiar dramáticamente mi vida y regalarme una de las cosas que más aprecio en la vida: tiempo. Entendí que cuando mi casa esta ordenada, puedo dedicarme a mí, a buscar mis pasiones, a lograr mis metas, a hacer lo que me satisface. Puedo ver más claramente lo que necesito en la vida, lo que quiero y lo que debo hacer.Fue maravilloso darme cuenta que no quería una casa en orden, sino quería una casa en orden para entonces, salir a buscar mis más grandes anhelos desde la calma.
¿Cómo se hace eso? Kondo, esta preciosa consultora de limpieza, sugiere un método de dos simples acciones; descartar lo que no se necesita y decidir dónde guardar lo que sí.
¿Suena muy fácil verdad? Pero no se crean. Somos humanos y solemos acumular objetos que nos atan al pasado o que nos cuidan del futuro. Cosas que nos hacen sentir bien momentáneamente pero que dejamos de usar con el tiempo. Elementos que por alguna extraña razón nos da seguridad tener e inseguridad perder. La bufanda que me regaló mi abuelito que murió hace 20 años, que nunca he usado y que nunca me gustó, pero… ¿cómo me voy a deshacer de ella si me la dio mi abuelito?
El secreto esta aquí. Una vez que tomamos la decisión de poner nuestra casa en orden para tener una mente en orden y una vida en orden, hay que empezar descartando todo y absolutamente todo lo que NO nos genera una enorme sonrisa y una gran felicidad. Es decir, hay que agendar un fin de semana o determinados días para dedicarlos completamente a esta actividad y comenzar a descartar cada uno de los objetos que NO nos transmiten una gran y profunda alegría. Se que suena duro. Pero créanme: es lo más genial que les puede pasar. Despójense sin piedad. Despídanse sin apego. No vivan atados al pasado. No guarden objetos que pudiesen funcionar en un futuro. No hay futuro. Hay presente. No necesitamos ocho sacos negros. No volveremos a usar esos pantalones que idolatrábamos cuando éramos jóvenes y la probabilidad de heredarle unos zapatos a nuestra hija, y que le gusten, es bajísima.
El proceso lo van a disfrutar porque es como tener un diálogo interior y repasar la vida haciendo un detox. Es divertido hacerlo. Comiencen con la ropa, luego los libros, después objetos en general, los documentos y al final las cosas con valor sentimental como fotos o cartas.
Si se traban en un particular objeto, y no saben si descartarlo o mantenerlo, deténganse a pensar ¿por qué lo tienen? y visualicen si lo necesitan para ser la nueva versión de ustedes mismos que serán después de esta limpia.
Cuando hayan sacado todo lo que no quieren. Es tiempo de la magia. Buscarle casa a cada uno de los objetos que decidimos mantener con nosotros. Son preciados, son útiles, son necesarios, y sobre todo, nos generan máxima felicidad así que a respetarlos y a cuidarlos. Una casita para cada uno. Es decir; las llaves tienen su casa y no se mueven de ahí, la bolsa es solo un vehículo de transporte, pero ellas deben regresar a su casa. Las tijeras viven en su casita y comparten hogar con los clips, las tachuelas y la regla, por por ejemplo. Si las sacamos para pedirles que nos ayuden a cortar documentos de chamba y no las regresamos a su casa comienza el embrujo. Si las regresamos a casa se crea la magia. Sean amigos de los objetos. Ellos están para hacernos mejor persona todos los días. Demos gracias.
Finalmente la triple magia: mantener este estilo de vida.
Desde que integré este método a mi vida, soy más apasionada en el trabajo, tomo mejores decisiones, dejo ir fácilmente, tengo más confianza en mi misma, mi corazón está más abierto, mi mente más clara, mi espíritu más en paz, mi familia más armoniosa y mi casa más bonita.
Las cosas que poseo las amo. Valoro lo que tengo y entiendo lo poco que necesito. Si me quiero comprar algo me la pienso más porque estoy satisfecha (buenísimo para ahorrar). No tengo que buscar las cosas en mi casa! Se donde están todas. Celebro estar en mi hogar y le agradezco infinitamente la tranquilidad que me transmite.
Siempre lo quise. Lo busqué. Lo generé. Lo tengo. Mi casa lo agradece. Mi familia lo agradece. Yo lo agradezco. Estoy feliz.
Tati